SEQUEDAD
Cuidando de la sequedad cutánea
La textura de una piel tersa, suave y flexible se debe a su contenido en agua. La epidermis, la capa más externa de la piel, actúa como barrera protectora y muestra nuestra apariencia y aspecto. También está cubierta por el manto hidrolipídico que a su vez proporciona las funciones de hidratación, impide la penetración de gérmenes y actúa como barrera contra la radiación solar retrasando el envejecimiento. La dermis proporciona resistencia y elasticidad, pero con los años disminuyen la producción de elastina y colágeno y aparecen las arrugas. Cuando se agota la grasa hay pérdida de agua y la piel se seca. Otros factores que afectan a nuestra piel son el envejecimiento natural, el clima frío y seco, baños y limpiezas frecuentes y la dermatitis atópica.
Los signos y síntomas de una piel seca van desde la aparición de pequeñas escamas, irritación y picazón, sensación de tirantez y rugosidad. Sé previsor, para que tu piel se mantenga hidratada, usa productos con activos botánicos naturales específicos para este tipo de problema. Puedes intentar lo siguiente:
En tu higiene y ducha diaria usa jabón hidratante sin parabenos, fragancias ni sustancias que causen alergias y al finalizar aplica una leche corporal, lociones o aceites secos mientras la piel todavía esté húmeda.
Afeita e hidrata. Usa productos específicos que no irriten la piel, usa una hoja afilada y limpia. Enjuaga después de cada pasada y cuando termines aplica un gel hidratante o after shave.
Hidrata la piel. Lo ideal es usar ingredientes activos atóxicos y no alérgenos como la Aloe Vera, el Aceite de Monoi de Taithí, la Manteca de Karité y el Cannabidiol, que faciliten la tarea de retener la hidratación, son antiinflamatorios, reparadores y reducen los picores. La piel seca puede estar sensible y absorberá todo lo que le apliques.